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La invasión que nunca se produjo

  • Foto del escritor: Einjander
    Einjander
  • 22 jun
  • 3 Min. de lectura

En su nueva publicación, Los banquetes del gran rey, el abogado y catedrático universitario José María Beneyto nos transporta a la China del siglo XVI, en el ocaso del Imperio Ming. Un periodo que, como gran parte de la historia del gigante asiático, está marcado por tensiones internas, intrigas palaciegas y una corrupción generalizada ejercida por mandarines y eunucos, funcionarios que detentan el verdadero poder administrativo. La mayoría de los subalternos del emperador libra una enconada lucha por mantener a China aislada de la influencia de las potencias europeas, frente al interés de una minoría por abrirse al mundo exterior.


El protagonista,Juan Orozco, es un soldado, corsario y explorador español que, tras una vida de aventuras en elmar del Sur de China, llega a laCiudad Prohibida. Su entrada en este mundo cerrado y sofisticado lo convierte en testigo y partícipe de los avatares y luchas intestinas de la corte imperial. Desde la distancia, observa cómo su rey,Felipe II, baraja la posibilidad de invadir China con el objetivo de apoderarse de sus inmensos recursos, en lugar de limitarse a comerciar y pagar por ellos.


En la corte, Orozco conoce a Flor de Peonía, una actriz convertida en concubina, inteligente y voluntariosa, cuya lucidez admira profundamente y de quien termina enamorándose. Entre ambos surge una relación compleja, marcada por la seducción y la necesidad de sobrevivir en un ambiente enrarecido por la política, la traición y el choque entre culturas radicalmente distintas.


La novela presenta una estructura narrativa centrada en los retratos y descripciones, de paisajes, ideas, filosofía, religión y política, relegando los diálogos a un segundo plano. Beneyto se propone explicar con detalle el desconocido mundo de la China de los siglos XVI y XVII. La trama entrelaza elementos históricos reales, como la importante presencia de los jesuitas y la figura de Mateo Ricci, quien logró acceder a la Ciudad Prohibida gracias a sus conocimientos matemáticos y astronómicos.


El relato comienza con una narración en primera persona por parte de Juan Orozco, utilizando un lenguaje que intenta, sin lograrlo plenamente, evocar el castellano clásico del Siglo de Oro, puesto que se notan arcaísmos forzados y un lenguaje con un ritmo poco natural. Beneyto dota a los personajes femeninos de una personalidad atractiva, especialmente a Flor de Peonía, cuya inteligencia le permite sobrevivir en un sistema que oprime y silencia a las mujeres.


A través de la cultura, la filosofía oriental y las aventuras del protagonista, Beneyto logra recrear una visión rica y sugerente del Lejano Oriente de la época. Resulta especialmente interesante el modo en que el autor confronta el cristianismo, que comienza a introducirse en China, con el confucianismo milenario y el papel crucial de los jesuitas.


Cabe destacar también las tribulaciones del emperador, cuyas limitaciones políticas, a pesar de haber sido educado para gobernar, son aprovechadas por eunucos corruptos que manejan el poder en beneficio propio.

Para finalizar, considero necesario remarcar que Los banquetes del gran rey es tanto una novela de aventuras como una reflexión sobre el poder, la historia en un mundo exótico. Con una prosa, en ocasiones, rica y cuidada. Beneyto ofrece una mirada lúcida sobre el final de la era Ming, encarnada en personajes complejos y una ambientación evocadora. Una obra ambiciosa que seduce tanto por su exotismo como por la originalidad del tema tratado y la presencia de castellanos en un ambiente desconocido para ellos.


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